b r a i n s t o r m s

a h o r a l e d i c e n p r o s a

domingo, 6 de diciembre de 2009

Volvió a refregarse los ojos y enfocó su mirada en el reloj, con dificultad para leer el horario. Al fin y al cabo no importaba, en ese momento del día las horas prácticamente no existían, eran una ilusión. No pasaban, porque nada pasaba. Si no hay cambio no hay tiempo.
Así que su mente, mitad despierta mitad dormida, se cuestionó qué hacer, como todas las demás noches. Ya son las 3 am y sobre la pared está pintada la misma sombra de 4 horas atrás.
Sus manos ya no son las mismas, tiemblan como sus deseos internos, pero al final estaban quietas. Como ella.
Hace 5 años que no recuerda lo que es dormir, pero lo encuentra bastante parecido a su vida. Ironías de la vida.

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